1. Descripción Morfológica
Hasta 30 mm de longitud; ojos arriñonados; dos pares de alas membranosas, las posteriores más pequeñas que las anteriores y unidas a ellas mediante una hilera de ganchos diminutos; alas plegadas longitudinalmente en reposo; piezas bucales adaptadas para masticar y lamer; la superficie dorsal del primer segmento torácico se prolonga hacia atrás en forma de un pequeño lóbulo que solapa la base del ala anterior; abdomen estrechado en la base, que semeja una cintura; metamorfosis completa, con fase de huevo, larva, pupa y adulto; se caracteriza por un sistema social complejo (subfamilia Vespinae).
El tamaño de la avispa común (obrera) es de 18 mm de longitud.
Géneros: Vespula y Vespa.
Aspecto similar. Se distinguen por los dibujos del rostro y del abdomen.
2. Distribución Geográfica
Anida bajo tierra y en cavidades de árboles y edificios.
3. Relevancia como plaga
Las avispas pueden considerarse insectos beneficiosos. Los nidos se desarrollan durante la primavera y principios de verano, y las obreras salen en busca de larvas, restos de carne e incluso pescado para alimentar a las larvas. Por tanto, ayudan a controlar las plagas de insectos y a descomponer cadáveres. Las obreras prefieren carbohidratos ricos en energía, que obtienen de las frutas y del néctar de las flores. Pueden actuar como polinizadores, aunque es improbable que sean tan eficaces como las abejas de la miel.
En general, sin embargo, las avispas son vistas como una molestia o una amenaza para la salud.
Pese a que se alimentan de fruta como, p. ej., manzanas, peras y ciruelas, se las considera carroñeras y propagadoras de los daños causados por otras plagas y enfermedades.
La necesidad de reunir madera para construir nidos significa que las avispas pueden dañar los componentes de madera de los edificios, las cercas e incluso del mobiliario de jardín.
Las avispas resultan especialmente incómodas a finales de verano, cuando las obreras quedan eximidas de recolectar alimento proteínico para los juveniles y pueden dar rienda suelta a su pasión por lo dulce como, p. ej., mermeladas y siropes. Provocan molestias al entrar en las cocinas, panaderías y otros establecimientos en los que se manipulan productos aromáticos dulces. Pueden contaminar los alimentos y molestar o picar al personal.
En sitios con densidades de avispas altas, que constituyan una amenaza real, puede llegar a detenerse la producción en los lugares de trabajo.
Lo que preocupa a la mayoría de las personas es la capacidad de las avispas de inflingir picaduras dolorosas. Algunos accidentes de circulación inexplicables se han achacado a veces a la distracción de los conductores por la presencia de avispas. No son especialmente agresivas; las avispas sociales pican para defender sus nidos.
El aguijonazo es producto de la inyección de veneno en la víctima a través del ovopositor modificado de las hembras. A diferencia de las abejas, la avispa puede retirar el aguijón de la víctima. El veneno es hemolítico, hemorrágico y neurotóxico. Contiene también histamina, que provoca eritema, inflamación y ronchas en la piel.
Las picaduras de avispa en la garganta pueden provocar obstrucción respiratoria. Por otra parte, pueden tener efectos tóxicos directos y provocar debilidad, disnea, vómitos, diarrea y, en ocasiones, urticaria. Estos síntomas suelen aparecer solamente después de un ataque masivo. El principal peligro es el riesgo de choque anafiláctico, que puede provocar la muerte a consecuencia de varias picaduras o de una sola.
Los síntomas, que pueden presentarse rápidamente, incluyen trastornos respiratorios, debilidad, exantema pruriginoso, inflamación de la cara y vómitos acompañados de dolor abdominal, espasmos o diarrea. Se debe solicitar asistencia médica si se sospecha choque anafiláctico.
Las picaduras pueden tratarse con una compresa fría o cremas antihistamínicas aplicadas en un plazo de 20 minutos. Conviene aplicar, asimismo, una crema antiséptica adecuada sobre la piel para evitar infecciones.
4. Ciclo de vida
Las avispas suelen ser insectos sociales que construyen nidos nuevos cada año.
Las reinas, más grandes que las obreras, hibernan en huecos de edificios, debajo de corteza suelta o en nidos antiguos. Emergen en primavera y se alimentan de néctar y savia. Los nidos se construyen bajo tierra, en edificios, árboles o arbustos, con un papel que las avispas fabrican masticando madera y otros restos vegetales con saliva.
Primero se fija una bóveda en la parte superior del nido y después un pedicelo central del que cuelga el resto del mismo. La reina construye una capa de celdas hexagonales orientadas hacia abajo, partiendo en dirección radial desde el pedicelo. Varias capas de papel de avispa envuelven el nido para protegerlo de los elementos y conservar el calor.
Los huevos se depositan en la primera capa del nido construido por la reina. Se fijan en el lugar de la puesta y las larvas, que eclosionan en pocos días dependiendo de la temperatura, emergen sólo en parte para evitar caer de las celdas. Las larvas desarrolladas construyen capullos de seda y se sellan en las celdas para empuparse. La primera generación de obreras emerge de 4 a 6 semanas después de la puesta. Estas avispas son hembras, pero menores que las reinas; los machos emergen avanzada la estación. Las obreras se encargan de las tareas de conservación del nido, ampliándolo con nuevas capas radiales de celdas colgadas de pedúnculos de papel de avispa, debajo de la primera capa. De esta forma pueden construir hasta ocho capas, todo envuelto por papel de avispa, con la entrada en la parte inferior. Si el nido de recalienta, las obreras lo ventilan agitando las alas o traen gotas de agua que enfrían por evaporación. Las obreras van también en busca de alimento para las larvas, sobre todo alimentos ricos en proteínas como, p. ej., moscas, orugas, arañas, etc.
Como contrapartida, las larvas exudan una secreción que contiene azúcar y proteasas y que las obreras ingieren como suplemento nutritivo, además de que facilita la degradación de los alimentos proteínicos destinados a las larvas. Es una relación de trofalaxia, en la que se benefician ambas partes y que probablemente ayude a asegurar la lealtad de las obreras al nido.
Conforme las obreras amplían el nido, la reina se entrega a la puesta de huevos. Cada celda puede utilizarse varias veces para criar larvas y, al final del verano, el nido puede contener 20.000 avispas o más.
En otoño nacen nuevas reinas y machos. Los machos fertilizarán a las reinas, que partirán en busca de lugares para hibernar. Los nidos mueren con el inicio de la estación fría.
5. Medidas de control
Las medidas de control pueden ir enfocadas a las avispas que buscan alimento o a sus nidos.
Control de las avispas en busca de alimento.
a) Higiene/gestión
La entrada a los edificios de las avispas en periodo de búsqueda de alimento puede impedirse mediante rejillas de 3 mm de malla. Las trampas con cebos son eficaces a pequeña escala.
b) Control mediante insecticidas
Aerosoles de descarga espacial:
En interiores pueden utilizarse aerosoles de descarga espacial de tamaño grande o pequeño (p. ej., aerosoles de mano) para derribar y matar a las avispas en pleno vuelo. Los especialistas deben tomar precauciones para evitar picaduras de los insectos intoxicados.
Aerosoles de descarga superficial:
La aplicación de una película residual de insecticida puede favorecer el control local de las avispas, p. ej., alrededor de puntos de ingesta de sirope.
Control de nidos de avispas mediante insecticidas
Para localizar los nidos se elije un día despejado y se buscan señales de actividad de avispas en los lugares más probables. Las trayectorias de vuelo de las avispas en busca de alimento convergen hacia o divergen de los nidos y permiten determinar su posición.
Los nidos deben tratarse con insecticidas solamente cuando no se observe actividad cerca de ellos.
Los especialistas llevarán ropa de protección adecuada que incluya un velo, guantes, mangas ceñidas y pantalones con los bajos cerrados. Las demás personas deberán mantenerse alejadas.
Tratamientos de los nidos:
Tratamientos en polvo:
Aplicación de un polvo insecticida alrededor y en la entrada del nido. Las obreras se contaminan cuando vuelven al nido y arrastran el polvo hacia el interior. La aplicación se realiza mediante pulverizadores mecánicos que pueden llevar tubos de extensión, una cuchara (que puede acoplarse a una varilla) o una carga a presión patentada, debidamente etiquetada.
Rociado de descarga superficial:
Aplicación libre y directa de un aerosol líquido de descarga superficial al nido o a los orificios de entrada de los nidos ocultos.
Humos:
Liberación de un humo insecticida en la cavidad ocupada por el nido.